¿Cómo es tu conciliación en verano?

«Recuerdo esos largos días de verano en la casa de la montaña, en los que mis hermanos y yo disfrutábamos al máximo de nuestras vacaciones. Papá trabajaba gran parte del día, pero mamá siempre estaba con nosotros. Esperábamos con nerviosismo la hora del baño en la piscina, pero teníamos que «aguantar» esas «dos horas de digestión» que se hacían interminables, algo que ahora veo necesario para coger con más ganas ese primer chapuzón. Recuerdo esas meriendas que tan bien sabían y que nos las terminábamos a toda prisa para poder volver a la calle a jugar hasta la hora de la cena. Las cosas que nos enseñaba a hacer mi abuela, de la que he aprendido muchísimo. Y las noches en que nos reuníamos toda la «pandilla» después de cenar, para contar historias de miedo en alguno de nuestros lugares secretos dentro de la urbanización. Disfrutábamos tanto de cada minuto, de cada hora del día, en nuestra propia libertad de no tener que madrugar, de poder acostarnos más tarde y de estar todo el día con los amigos, los padres y la naturaleza, que al final del verano parecía que habíamos vivido dentro de un cuento lleno de maravillosas aventuras.»

¿Acaso no se merecen los niños de hoy esas vacaciones?

Llega el esperado verano, pero también llegan los inevitables quebraderos de cabeza para muchos padres: ¿Qué hago con los niños?

Es una cuestión de números, ya que las vacaciones de verano de nuestros hijos duran una media de 2 meses, mientras que las nuestras, como mucho son de 30 días

Sería genial que nuestros niños pudieran pasar ese periodo estival y disfrutasen de este buen tiempo de sol, de nadar en la piscina o de jugar en la playa, en compañía de gente de su entorno familiar. Si nosotros no podemos pasar ese tiempo con ellos, solemos llevarlos con los tan recurridos abuelos, pero hemos de pensar que no siempre tendremos esta opción disponible, ellos también tienen su vida, y su verano, o simplemente los vemos demasiado mayores para poder hacerse cargo de los nietos todo el día.

Así que en ocasiones, es cierto que no hay más remedio que llevar a nuestros pequeños a las guarderías o escuelas de verano, con monitores y profesionales que desempeñan estupendamente su trabajo y hacen que el tiempo que los niños están fuera de casa, sea lo más divertido posible, pero eso también suele suponer un gasto considerable para la economía familiar, que en muchas ocasiones no se lo puede permitir.

¿Qué hacemos entonces?

He aquí otro problema sobre la tan debatida conciliación laboral y familiar. Si durante el resto del año ya es bastante complicado conciliar para las familias en las que ambos progenitores trabajan, creo que lo es un poco más durante los meses de verano en la que nuestros hijos tienen vacaciones escolares.

Otro problema sí, pero también otra oportunidad para demostrar la implicación de todos (miembros de la unidad familiar, empresa, sociedad, gobierno), en facilitar la convivencia de los entornos de nuestra vida, en especial la laboral y la familiar.

Para conseguir un bien mayor, a veces hay que sacrificar otras cosas. Creo que en este caso, el bien mayor es el buen desarrollo de nuestros hijos, ya que, como he mencionado en otras entradas, los niños son el futuro de nuestra sociedad, y necesitan de un equilibrio en su desarrollo, no todo deben ser obligaciones para ellos, ya tendrán tiempo de tener que cumplir con horarios el resto del año. El verano para los niños debería significar un  tiempo de ocio, de descanso al aire libre, de hacer cosas nuevas, de aprender a disfrutar de su vida familiar, de un tiempo todos juntos, para jugar, charlar, viajar, o simplemente para «estar».

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Fotografía realizada por: Irene Arce

¿A qué debemos renunciar?

He contado con la colaboración de algunos lectores que han querido compartir conmigo sus experiencias, y de ello he sacado la conclusión de que se suele renunciar a dos cosas:

  1. Al trabajo. Hay situaciones en las que, normalmente las madres, han tenido que renunciar a sus trabajos estivales para poder estar más tiempo con sus hijos en verano, porque simplemente, no tenían otra opción.
  2. A las vacaciones en familia. Otros muchos casos en los que ambos progenitores tienen que cogerse las vacaciones de verano por separado para así poder estar al menos uno de ellos disponible para el cuidado de los hijos, renunciando al hecho de poder coincidir todos juntos durante las vacaciones, a excepción de a lo sumo, una semana.

Pero, ¿Siempre han de ser las familias las que renuncien a una cosa u otra para poder conciliar sus vidas familiares con las obligaciones laborales? ¿A qué renuncian las empresas para ayudar a las personas que forman parte de las mismas?

Se me ocurren algunas ideas, en las que no se trata de renunciar, sino más bien de mejorar, colaborar y ayudar al buen desarrollo de una organización, por supuesto, estudiando siempre el caso en particular de cada empresa:

  • Racionalización y flexibilización de la jornada de trabajo.
  • Provisión de servicios de guardería en empresas o cerca de ellas y que mantengan ciertos convenios con las mismas en beneficio de los trabajadores de la organización.
  • Fomentar la jornada continua durante los meses de verano.
  • Fomentar más seriamente el tele-trabajo durante las vacaciones estivales.

Os adjunto unos enlaces como ejemplos de comunidades comprometidas con sus vecinos, en las que, siendo conscientes de las complicaciones de las familias para conciliar en verano, ofrecen alternativas atractivas para hacer de estas vacaciones algo más llevadero para los padres y más divertido para los niños:

  • La Junta de Castilla y León, ofrece su apoyo a las familias de la Comunidad de Castilla y León con una iniciativa interesante:

http://www.jcyl.es/web/jcyl/ServiciosSociales/es/Plantilla100Detalle/1246991411473/_/1284266835238/Comunicacion?plantillaObligatoria=PlantillaContenidoNoticiaHome

  • Otro ejemplo de compromiso por parte de Caja Granada, que lleva desde el 2009 favoreciendo la conciliación laboral y familiar, con su programa llamado «Un verano de museo»:

http://www.memoriadeandalucia.com/opencms/opencms/CajaGranada/recursos/notas/2013/Julio/notaconciliacion.html

En definitiva, creo que la conciliación no es tanto una cuestión de legislaciones, de políticas o de géneros, sino más bien, de compromiso, auto-exigencia y responsabilidad de las personas en general y de todos los individuos en particular.

¿Se os ocurre alguna otra idea para favorecer la conciliación durante el verano?

¡Feliz verano y feliz conciliación!

4 comentarios en “¿Cómo es tu conciliación en verano?

  1. Tus recuerdos de pequeña me han puesto los pelos de punta y me han hecho recordar mis vacaciones de verano de hace 30 años.
    Opino que nuestr@s hij@s tambien se merecen esas vacaciones de verano, que luego recordaran toda la vida.
    En mi empresa ya hace años que durante los meses de julio y agosto, tenemos jornada intensiva de 8 a 15h, de esta manera los trabajadores tienen las tardes libres para disfrutar en familia, además de 3 semanas de vacaciones. Otro tema es el mio que como autónomo, ni vacaciones y muy pocas tardes libres.
    Para cuando un gobierno que premie a los autónomos que nos jugamos el dinero para dar trabajo a los demás. Nosotros tambien estamos necesitados de CONCILIACIÓN.

    1. Muchas gracias Santi.

      La verdad es que por lo que conozco tu empresa, es un ejemplo de conciliación, se que nunca pones problemas al trabajador que te pide ayuda por un asunto familiar. Se que eres buen compañero, jefe y empresario, el problema es que muchas veces, las ayudas externas y la incomprensión de las personas, no acompañan demasiado.

      Estoy contigo en que debería haber, no premios, sino más ayudas a esos trabajadores y «currantes» autónomos que como tú, se esfuerzan por sacar una empresa adelante y por dar trabajo a otras personas.

      Ánimo y a seguir luchando!!

  2. Ojala puedieramos regalar recuerdos tan hermosos como los que relatas a los más pequeños. Muchos de ellos están sufriendo limitaciones, pero la verdad es que hay muchas actividades gratis y al aire libre que fomentan la creatividad. ¡A mal tiempo buena creatividad!
    ¿No jugamas al escondite? Yo y mis amigos lo haciamos de noche en la urbanización donde mis padres tienen una casita de verano, y me acuerdo como si fuera ayer, algo tan simple nos hacía muy felices y me daba miedin y todo jajaja. 😉

    1. Pues si Ana, no hay que gastar mucho dinero para compartir actividades con nuestros hijos. Simplemente ir a la plaza, o ahora en verano a la playa, una caminata por la montaña…algo así, en compañía de amigos, o de los primos.
      Como tu dices, antes con un simple juego del escondite, lo pasábamos genial, no nos hacía falta nada más…

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